Iglesias de madera se ocultan entre los Cárpatos, y las destrezas de los habitantes de las tierras altas quedan patentes en los numerosos skansens (museos etnográficos al aire libre).
La cocina polaca gira en torno a ingredientes autóctonos como el cerdo, el repollo, la remolacha y las cebollas, combinados y preparados con maestría.
Lejos de las grandes urbes, Polonia destaca por su belleza natural. Buena parte del país lo conforman grandes extensiones de llanuras, si bien la frontera al sur está alineada por una cordillera poco elevada pero encantadora que invita a pasar semanas de espléndida soledad.